domingo, 22 de agosto de 2010

Diario de Viaje. Día 1. Domingo 15 y Lunes 16 de Agosto

Volver un poco el timpo atrás para redescubrir las experiencias vividas es un ejercicio que vale la pena. Por eso recordar este viaje/proyecto de integración me llena el corazón por anticipado.
Finalmente, el grupo estuvo compuesto por 23 jóvenes de 3er año de Polimodal (Martu, Belu, Rochi, Ro, Anahí, Juani, Camilo, Euge, Cami, Fede, Blas, Fede, Coco, Kenzo, Manu, Juli, Belén, Lu, Maru, Giuliana, Naza, Sofi y Mara), 5 acompañantes (Hno. Pablo, Lau, Adri, Claudio y quien escribe), y Néstor y Carlos quienes desinteresadamete ofrecieron su camioneta para llevar lo que necesitáramos, y nos acompañaron durante 3 días en nuestra estadía en Nueva Pompeya. Y por supuesto los dos choferes, que estuvieron siempre colaborando y poniendo todo de sí para que el disfrutáramos el viaje.
Cargando el micro.
El Domingo 15 de agosto nos juntamos a las 9 de la mañana en la puerta del colegio. Allí comenzamos con la carga de las donaciones que distintas personas y asociaciones hicieron para la gente de Misión Nueva Pompeya y Paraje Pozo del Sapo. No habíamos calculado la cantidad. Llenamos la baulera del micro y el piso de abajo. Sumando, claro, nuestro equipaje.
Y comenzamos a andar. Había ansiedad en el ambiente. El viaje transcurrió según lo planeado. Paradas para comer las viandas que habíamos llevado y estirar un poco las piernas.
El lunes por la mañana, llegando a Juan José Castelli (Chaco), llamó el Hno. Marcelino, uno de los tres hermanos que desarrollan su actividad pastoral en Nueva Pompeya. Nos invitó a quedarnos en el pueblo, donde ellos viven. Como el plan original era parar en la escuela, preguntamos al grupo, y decidimos aceptar la invitación.
En Juan José Castelli, luego de hacer el trasbordo.
A las 9 de la mañana llegamos a Castelli. Allí debíamos hacer trasbordo, dado que el micro en el que íbamos no podía recorrer los kilómetros de tierra que nos separaban de Misión Nueva Pompeya. Vuelta a sacar todo de un micro para pasarlo al siguiente.
Allí nos encontramos primero con Néstor y Carlos, quienes habían salido antes de Mar del Plata en camioneta llevando donaciones que habían conseguido. Pasamos algunas cosas a la camioneta, y luego llegó el hermano Marcelino, quien se acercó con otra camioneta para ayudarnos con la carga.


Mientras el micro llevaba a todo el grupo al pueblo, yo me fui con el Hno. Marcelino. Una persona muy agradable, que me estuvo poniendo al tanto de la realidad que íbamos a encontrar, costumbres del pueblo Wichí, y experiencias que él había vivido. También tuve oportunidad de contarle las actividades que íbamos a desarrollar en la Escuela Cacique Francisco Supaz. Previa pasada por la Escuela, que queda a 5 km del pueblo, llegamos a la casa de los hermanos, luego de 3 horas y media de viaje. Recorrimos el lugar y los espacios donde íbamos a dormir.
Preparando el lugar para dormir
Una hora más tarde llegó el micro y nos dedicamos a bajar todo y organizarnos. También llegó la otra camioneta con Néstor y Carlos, quienes se sumaron al grupo y nos acompañaron hasta el miércoles por la mañana. Los varones dormimos en el salón de Cáritas, y las mujeres en un lugar que se está construyendo para los grupos que vayan a parar a Nueva Pompeya para realizar tareas pastorales o solidarias.
Una vez ubicados tuvimos un tiempo para ducharnos (usando la menor cantidad de agua posible. Fría, por supuesto) y luego cenamos. Finalmente, nos fuimos a dormir, porque al día siguiente debíamos despertarnos a las 6:15 para asearnos y luego caminar los 5 km que nos separaban de la Escuela... (continuará)

4 comentarios:

Cami B dijo...

También hay que aclarar que cuando Guille se fue con el Hno. Marcelino, todos empezamos a preguntar por él porque había desaparecido.. "Nos dejamos uno" decíamos. JAJAJA! fue muy divertido darnos cuenta de que él llegó antes que nosotros y estaba lo más tranqui tomando mate... ¬¬ jajajajaja!

Anónimo dijo...

El primer dia estabamos todos re inquietos queriamos llegar...conocer a los chicos.. Aparte por los menos yo que estaba con los mas chiquitos que no sabian hablar castellano estaba preocupadisima, no tenia ni idea de como iba a hacer para explicarles los juegos ni nada jajaj aparte todos teniamos la sensacion de que al ser tan diferente su cultura nos iba a costar bastante que tomen confianza, que se animen a participar. Y mas cuando en el segundo dia con guille y algunos chicos nos subimos a la camioneta de el hno martin y cuando se subieron unos chicos que iban al cole los saludamos y nos miraron con cara como diciendo: y ustedes quienes son? jajajjaj. No valio la pena preocuparme tanto, al final los nenes no sabian hablar castellano (menos mi nene que estoy esperando a ser mayor para traermelo) pero a pesar de que no nos entendian la mayoria, venian, te agarraban para jugar, te abrazaban... la forma en que sonreian y te miraban no se podia comparar con nada, la manera en que te abrazaban como pidiendote que no te vayas. Lejos, el mejor viaje.. una experiencia unica. Ojala se repita pronto.
Naza

Anónimo dijo...

Un corazón sin fronteras que mantenga atentos su voz y sus oídos al clamor de los demás.
Un corazón sin fronteras que tenga la mirada siempre alerta
al dolor que descubre.
Un corazón que sienta como propio el sufrimiento que lo rodea
porque lleva la voz de los humildes.

Anónimo dijo...

Del primer día en la Misión, me sorprendió el lugar donde nos alojamos. En comparación a lo que esperábamos, fue espectacular.
Entré al baño de mujeres y dije: ¡ESTO ES UN CINCO ESTRELLAS!
Otro recuerdo de la primera noche fue la presentación de cada uno de nosotros antes de la cena, contando porqué habíamos elegido venir. Primer momento de reflexión.
Después nos fuimos a dormir, aunque yo no pude pegar un ojo en toda la noche por la ansiedad. Me la pasé escuchando a los gallos desde las ocho de la noche hasta el amanecer!! ¡Qué gallos fiesteros! jaja
Eso es todo lo que tengo que agregar de este primer día.
Rochi Ibarlucia.